Música
“Es importante no sentirse intimidado al crear”: el líder de Zeal & Ardor, la banda rock del momento, habla con SEMANA
A la vanguardia rockero-espiritual, la banda suiza Zeal & Ardor lanza su excepcional ‘Greif’, disco lleno de alma, tonos y muchas canciones increíbles. En este trabajo, su creador Manuel Gagneux abrió la cancha a aportes de sus colegas de banda y, con esta revista, en exclusiva, habló del proceso y de música.
En su casa, en Basilea, Suiza, con sus churcos desordenados y una sonrisa que no sale fácil, pero tampoco se reserva, este talentoso músico hijo de padre suizo y madre afroestadounidense llamado Manuel Gagneux recibe nuestra llamada. Es un guitarrista excepcional, compositor, cantante y el creador, entre otros proyectos musicales como Birdmask, de la banda del momento, Zeal & Ardor, una de esas propuestas que patean el tablero y la idea de que todo está hecho (declarada la mejor de Suiza en 2024).
Su camino a la notoriedad se fue cimentando por sus conciertos que dejan al público transformado, alimentados por tres discos previos que honran la idea fundacional detrás de su música: fusionar sonidos fuertes y spirituals estadounidenses, con los que esclavos y oprimidos le hacían frente a su situación infrahumana. La idea de mezclar esos ánimos, curiosamente, nació de internet, donde Manuel ha tenido por años una presencia como internauta, forista en Reddit y ‘twitchero’. Y cuando un día preguntó a la gente qué debería tocar y alguien lanzó esa fusión a manera de reto, la asumió y aún la desarrolla. Acaba de lanzar su más reciente trabajo, Greif, y es nada menos que excelente.
En el pasado, con esta banda que lidera, Manuel ha cantado sobre política y asumido todas las responsabilidades de composición. Pero han cambiado los tiempos, y como cuenta en esta entrevista, no solo abrió la cancha a componer con sus colegas, también mira a temas más íntimos. Sin embargo, desde el concepto que propone y el sonido mismo, plantea una postura frente al mundo de hoy. Esto nos dijo.
SEMANA: Agita las banderas del metal, y nos preguntamos si vio lo que entregó Gojira en la apertura de los Juegos Olímpicos…
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Manuel Gagneux: Es quizá el evento televisivo de mayor audiencia que hay en el planeta, o uno de los más grandes, y ver al metal en ese contexto es muy gratificante ante el mundo entero. La gente reaccionó ante ese hecho, pero mi sueño es que en el futuro esto se normalice, que cuando suene algo así se le vea como otra banda que suma lo suyo, pero fue increíble.
SEMANA: El concepto de Greif, el nuevo álbum, parte de una leyenda cultural…
M.G.: El Greif es una tradición que tiene mi pueblo natal. Esta especie de león, serpiente y pájaro lleva 800 años saliendo a la superficie, visitando las partes más pobres del pueblo, dándole la espalda a la parte rica del pueblo. Esa es la versión más simple del cuento. De niños aquí lo vemos, tu escuela te lleva a verlo, y es básicamente un símbolo de la guerra de clases. Me pareció una tradición muy genuina e interesante para compartirla con el mundo, porque es hiperlocal, la gente de otras partes de Suiza tampoco la conoce.
SEMANA: No teme abordar temas difíciles, políticos, ¿qué tanto entrega de su visión en las letras y los temas del álbum?
M.G.: Estoy muy a favor de decir lo que pasa por mi cabeza sobre lo que ocurre en el mundo, pero este álbum se siente más íntimo. Te mentiría si te digo que en Greif entrego una posición política o algo por el estilo, se basa en historias más personales, y son como las tapas, cada una tiene su sabor distinto.
SEMANA: Esa variedad indefinible es un sello de la banda. En este disco entendemos que compuso con la banda, cuéntenos de ese proceso…
M.G.: Para mí, personalmente, Zeal & Ardor llega a su mejor nivel cuando toca en vivo. Así que la decisión de integrarlos a todos al disco se volvió muy obvia. Y a eso le apuntamos. Lo cierto es que no hubiera podido hacer este disco sin ellos. Todos añadieron algo que no hubiera podido venir de mí, y ese es el aspecto más notable del trabajo. Así que aprovecho y les agradezco a los integrantes de la banda.
SEMANA: Hablando de integrantes, ¿el bajista Lukas Kurmann reemplaza oficialmente a Mia Rafaela?
M.G.: Él es el bajista principal en estos momentos, pero es padre, tiene hijos, y eso a veces implica que Mia viene y toca con nosotros. Se puede decir que alternamos entre ellos dos, ¡tenemos dos bajistas!
SEMANA: Un disco genial, Greif, en el que es difícil escoger favoritas, ¿alguna canción le habla más que las otras?
M.G.: Creo que “Solace” es, por un lado, una canción muy triste, y por otro, tuvo un proceso curioso; porque empecé a hacer muchos demos para el álbum, como suelo hacerlo, para luego llevarlos al estudio y grabarlos bien. Pero, para esa canción en particular, no pudimos grabar una mejor toma en las vocales, así que usamos ese demo original en el disco. Resultó más emocional.
SEMANA: Varios artistas han hablado de esa emoción del demo inicial que es difícil de replicar, ¿pasa a menudo que un demo sea insuperable en la emoción?
M.G.: No pasa a menudo, pero sí hay un aspecto particular en el demo. El tema es que también es peligroso. Tienes tu demo, lo escuchas, quizá demasiado, y cuando llegas al estudio hay un peligro en estar muy acostumbrado a eso que escuchaste. Trato de no escuchar demasiado los demos, de no apegarme mucho a ellos.
SEMANA: Comparta detalles de “Are You The Only One Now”, una enorme composición y grabación…
M.G.: Sobre “Are You The Only One Now” diría que usualmente escribo canciones en uno o dos días, y ya estuvo, pero esa me tomó tiempo. Y la dejé rumiar. Porque empieza en una nota muy tranquila y lenta, y gradualmente se va armando; mi intención era acuñar ese sentimiento. Creo que fue la que más tiempo me tomó de todas en completar, y valió la pena.
SEMANA: ¿Formará parte del set en vivo?
M.G.: Ya veremos cuáles formarán parte del set...
SEMANA: En lo que refiere a la grabación, al proceso en el estudio, ¿cambió algo?
M.G.: Esta vez, además de tener en el estudio a la banda, fue un estudio que construyó Mark, quien canta con nosotros. Él lo está mejorando constantemente, con más micrófonos y toda esa joda nerdy. Es nerdy, lo sabemos. Y hay belleza en eso. Lo mejor es que se sintió como nuestra casa, incluso cocinamos allá. Y así se hizo muy fluido el proceso. Porque, por el contrario, es duro para jóvenes músicos llegar al estudio y estar pensando en que ese espacio y ese tiempo “cuestan 1.000 dólares al día, con un productor al que hay que responderle”. Creo que es muy importante no sentirse intimidado a la hora de crear.
SEMANA: Desde sus inicios en internet y crear este género partiendo de una sugerencia alocada, la libertad parece marcar su trabajo…
M.G.: Así ha sido. Y lo sé porque en el momento en el que pienso en las expectativas de otras personas o en lo que pueden pensar, me sale música de mierda. Yo necesito esa libertad para hacer algo interesante, algo que me mueva y mueva a otros.
SEMANA: Volviendo a ese inicio ligado a internet, diferente de quienes vivieron una transición desde lo análogo, ¿se siente producto de estos tiempos?
M.G.: Sin duda, lo soy. La gente me empezó a escuchar porque una persona en Twitter, una periodista llamada Kim Kelly, habló de mi música (‘Zeal & Ardor combines African American spirituals and black metal. Seriously, just go listen https://t.co/v34hEjVx7K’, trinó en 2016), y luego Rolling Stone trinó al respecto. Si, quizá, ella hubiera tenido un mal día, o hubiera tenido mucha hambre, no hubiera escrito sobre mí o sobre mi música y no estaríamos hablando tú y yo. Hay muchos enlaces por internet y, de no haber sucedido, quizá estaría atendiendo alguna caja de supermercado.
SEMANA: Su interacción con la gente es activa, siglo XXI. Además de sus shows en vivo, está su canal de Twitch y presencia en redes. ¿Cómo navega esa parte?
M.G.: Es un aspecto hermoso de esto. Porque mucha gente queda hasta decepcionada al verme, pensando “Es solo un idiota, como nosotros”, o “hace chistes todo el día”. SÍ, DE ESO SE TRATA. ¡ESO ES MUY IMPORTANTE! Para bien o para mal, en estos tiempos de redes sociales, como seguidores, sí estamos más cerca de la gente que escuchamos, y sí, mucho de la manera en la que se presentan es manufacturado, pero también derribó una distancia, acabó con el culto a la personalidad, y eso me parece genial.
SEMANA: ¿Ha conocido a ídolos que lo hayan decepcionado?
M.G.: No ha pasado, aún no he conocido a Mike Patton, entonces no sé.
SEMANA: Cada paso que toma Zeal & Ardor se siente más ambicioso, ¿a eso aspira?
M.G.: No es intencional, pero sí es una esperanza que tengo. En el camino también estamos nosotros tratando de descifrar cómo funciona todo, en el proceso de averiguar qué música nos gusta hacer de verdad. Este disco es un paso en esa dirección.
SEMANA: ¿Aún le da alas a su otro proyecto, Birdmask?
M.G.: Sí, es algo que también necesito. Si solo hiciera Zeal & Ardor me aburriría, y ese no sería un buen desenlace.
SEMANA: ¿Escucha música constantemente?
M.G.: Me fascina la música, es LO MEJOR. Y lo es porque tienes un sentimiento grabado, y será ese sentimiento por siempre, ¿cómo no sucumbir ante eso?
SEMANA: ¿Han cambiado mucho sus gustos?
M.G.: Comencé, de niño, escuchando punk y metal, y luego extreme metal, jazz y música clásica. Mis playlists son mero whiplash, son de lo más caótico que encontrarás.
SEMANA: Zeal & Ardor es una banda que más colombianos deberían escuchar, ¿qué banda cree que el mundo debería conocer?
M.G.: Hay una banda llamada Hot Head Show. Si mal no entiendo, con el hijo de Stewart Copeland, exbaterista de The Police. Hacen música increíble, espero que sigan activos. ¡Escúchenlos a ellos, no a nosotros!
SEMANA: Hay lugar para ambos. ¿Qué tanto ha evolucionado su técnica en la guitarra, qué tanto cambia la relación con su instrumento?
M.G.: Ha cambiado, sin duda. Ahora que salgo de gira soy mucho más pragmático. Antes, solía tener guitarras muy específicas, muy bien afinadas, complicadas; y viajar con ellas se vuelve una pesadilla. Así que ahora toco una Aristides, que es de plástico, que está siempre afinada y es un caballo de trabajo, le pasas por encima con un camión y sigue firme.
SEMANA: ¿Se la sugirió alguien?
M.G.: Honestamente, se me acercaron de la compañía y me la dieron. Y no he cambiado. “¡Toma esto, idiota!”.
SEMANA: Háblenos de los conciertos que marcaron su vida, como músico y espectador...
M.G.: Un par de ellos como espectador, ver a Björk, que es asombrosa; ver a Arca, que también asombra, y seguro olvido otros... En mi ciudad hay muchos squats en Basilea, y ahí solía haber shows de punk, de post-rock, y ver eso, ver a esta gente tocar por nada más que tocar, me dio la mejor música que jamás he escuchado. Eso me agitó, “¡Se pueden hacer cosas que te gusten por siempre!, ¿no?”. Y eso jamás me abandonó.